Atlético Bucaramanga jugó uno de sus peores compromisos de la temporada. El conjunto leopardo pasó una vergüenza ante un Atlético Huila que volvió a desnudar los errores de un equipo sin alma, sin norte, y con una displicencia reflejada al final en el marcador ante el onceno opita.
La ilusión de clasificar al grupo de los ocho se diluyó anoche, en el estadio departamental, luego de la vergonzosa presentación que tuvo el onceno leopardo ante el Atlético Huila.
La temprana anotación de Sergio Romero solo fue un paño de agua tibia que luego se convirtió en un témpano de hielo que volvió a desnudar los crasos errores de un equipo que, en lo táctico y en lo individual, nunca encontró un rumbo definido a lo largo de los 90 minutos.
La estruendosa derrota ante el conjunto opita es el reflejo de una institución que ha cometido constantes errores, sobre todo en zona defensiva, una de las líneas más frágiles del equipo, y que a la postre supo aprovechar el Huila para llevarse una victoria a domicilio después de un año.
A esta situación se une el bajón futbolístico de algunos referentes como Sherman Cárdenas, John Pérez, Gabriel Gómez y Rafael Robayo, quienes se vieron deslucidos y nunca encontraron la forma de empujar un barco que al mejor estilo del “Titanic” terminó naufragando y hundido en un mar de irregularidades.
El triunfo del Huila terminó por beneficiar a equipos como Caldas, Cúcuta, Patriotas, Nacional, Medellín y Unión Magdalena, rivales que conservan la opción de ingresar al selecto grupo de los ocho.
Al Bucaramanga le restan tres encuentros para finalizar la fase de todos contra todos. Jaguares, en Montería; Unión, en Bucaramanga, y Equidad en Bogotá, un calendario en el que más que aferrarse a una posibilidad matemática para alcanzar el objetivo de ingresar al grupo de los elegidos, servirá para sumar en la zona del descenso y para que los jugadores demuestren que el título de profesionales se manifiesta con hechos y resultados en el terreno de juego.