Según el director del ISABU, Juan Eduardo Durán, cada mes la cifra de migrantes en la ciudad se cuadruplica, generando una enorme carga presupuestal para el municipio.
Este hecho motivó que el servicio de atención médica para los venezolanos se restringa a urgencias y mujeres embarazadas.
El ingreso y permanencia de venezolanos en Bucaramanga ha crecido de manera alarmante, generando todo tipo de situaciones y problemas para una ciudad que no alcanza a cubrir sus propias necesidades básicas, una de ellas la relacionada con la atención médica.
Y es que de 1800 venezolanos atendidos en 2016, se pasó a casi 6 mil en solo los cuatro primeros meses del 2019, lo que significaría más de 250 mil servicios, entre citas, medicamentos, tratamientos y exámenes a los migrantes.
Otro aspecto que influyó en que se suspendiera el servicio, según el funcionario, fue el no pago de alrededor de 2.400 millones de pesos por servicios, hecho que genera un importante hueco financiero en la institución.