Don Salomón, Don Luis Enrique y varios de sus compañeros viven dignamente los últimos años de su existencia en este Centro de Bienestar del Adulto Mayor.
A pesar de estar alejados de sus hijos y de sus familias por circunstancias del destino, están agradecidos con la vida, con Dios tranquilos y orgullosos de sus herederos. Quiénes según su propio testimonio no los han abandonado y mantienen permanente comunicación y contacto.
“Pues el mejor regalo que recibo de ellos es salud y el aprecio que me tienen, por lo menos me estiman” dice don Salomón Ordóñez un habitante del Centro.
“Son 10 hijos pero ellos actualmente ya tienen su familia su hogar y sus obligaciones. No es que me olviden sino que es que es imposible estar viniendo. Hoy viene el menor. No se les puede exigir porque ellos tienen sus obligaciones y responsabilidades”. Comentó Luis Eduardo mantilla huésped del Centro del Adulto Mayor