Una mañana especial para Manuel, Rafaela y Keria quienes califican su clase de canto como un momento de felicidad y de amistad, gracias a que en la casa Paragüitas comparten espacio, no solo con sus compañeros, sino con los demás estudiantes que aprenden a tocar instrumentos.
Los niños relajados con sus voces elevan el espíritu del lugar, llevando a cada trabajador de la casa Paragüitas a tararear las canciones y sonreír al ver que los pequeños juiciosos obedecen la recomendación de la maestra.
La docente, Paola Arias, quien cumplió once años en el ejercicio, asegura que su labor va más allá del canto y la melodía que enseña ya que también se trata de la disciplina que con amor y cariño aplica en los pequeños.
Le puede interesar: ¡Mucho Ojo! Los niños son los más expuestos por uso indebido de las redes
En medio de lo importante que es enseñar, la profesora aseguró que también es necesario el apoyo de los padres y el estado para que los niños y jóvenes se mantengan ocupados en actividades verdaderamente positivas que los mantengan alejados de vicios o cualquier otro riesgo.
Conociendo realidades
En el tiempo que lleva ejerciendo la docencia, lo más difícil fue llegar a conocer niños que a través de la música escapaban de la dura realidad que viven en zonas vulnerables, donde la música llega para convertirse en un bálsamo para el alma.
Sin cliché alguno, Arias recuerda que cada ciudadano es responsable de lo que hace y por ello, siempre le ha apostado a sonreír y dar lo mejor de sí frente a los niños y jóvenes que necesitan una cara amigable y compresiva.
Frente a este ejemplar proceso, padres y familiares en general destacan el apoyo de la secretaría de cultura de Floridablanca, que tiene a disposición de la niñez y la juventud unas instalaciones idóneas y muy agradables para la formación integral de los menores.