Hernán Archila y Nelly Briceño son los padres de Ómar Archila, el subintendente asesinado ayer en Ocaña cuando realizaba un patrullaje por el sector de La Ermita. Ellos llegaron esta madrugada a Bucaramanga, con el corazón partido por la pérdida de su ser querido, a quien vieron por última vez el viernes pasado en Valledupar y por quien hoy claman justicia.
El subintendente, quien se hallaba en vacaciones, el jueves pasado le había dicho a su madre que tenía miedo de volver a su trabajo como policía, por la difícil situación que afronta la zona del Catatumbo en Norte de Santander, área en la que trabajaba.
Hoy la Policía Nacional anunció una recompensa de 50 millones de pesos a quien suministre información que permita la captura de los responsables del cruento ataque, en el que también murió el Subintendente Alfonso Rativa, cuyo cuerpo también fue traído a Bucaramanga.
El cuerpo de Archila, quien llevaba 17 años en la policía, será llevado a Cúcuta, en donde le darán cristiana sepultura.