El Embalse de Topocoro afectó a cientos de familias de 7 municipios que vieron como sus tierras fueron anegadas para construir la represa. Dentro de las compensaciones hechas por ISAGEN y la nación estaba capacitarlos y permitir el desarrollo de actividades turísticas en el sector.
De eso hace más de tres años, en los cuales los campesinos dejaron la pesca artesanal y los cultivos para convertirse en operadores de la industria sin chimeneas.
Hoy ven con preocupación la modificación a la licencia ambiental.
Como ella hay operadores en otros sitios del espejo de agua, que verían como sus sueños de vivir del turismo se esfumarían por no tener las mismas oportunidades que tendría la empresa en las que tiene intereses un alto funcionario de la gobernación de Santander.
La esperanza de los operadores es que tengan en cuenta la inversión, trabajo y tiempo que emplearon para crear empresa y que todos gocen de la misma igualdad de oportunidades, pero priorizando a los afectados por la construcción del embalse.