El análisis señala que algunos alumnos presentan dificultad para concentrarse en su hogar, pues estar detrás de una pantalla no les permite la retroalimentación que podría darse en un salón de clases.
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Aunque pareciera que a los niños más pequeños les fuera más difícil concentrarse, lo cierto es que son ellos los que más han disfrutado del proceso y se han acomodado a las nuevas herramientas educativas implementadas durante la pandemia.
Sin embargo, si bien se han venido adaptando en recibir sus clases de manera didáctica, es obvio que sienten la necesidad de estar compartiendo con sus docentes y con sus compañeros.
Para algunos padres de familia de grados altos, la responsabilidad de aprender depende de ellos mismos pues solo se están dedicando a estudiar.
Sin embargo y a pesar de las dificultades que esto podría generar en estudiantes de grado once, consideran que la enseñanza debe seguirse dando desde la virtualidad.
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Una de las mayores preocupaciones de los padres tiene que ver con las pruebas de estado, pues la mayor parte del año escolar se ha cursado fuera de las aulas.
En cuanto a los docentes, han calificado como positiva la interacción de sus alumnos en las clases en línea con un 64.2 por ciento, según la encuesta del Centro de Investigación, Innovación y Desarrollo Tecnológico orientado a la gestión académica.
