Las obras de construcción del intercambiador de ‘Papí Quiero Piña’, en la entrada al casco antiguo de Floridablanca, no solo desplazaron las tradicionales casetas que permanecieron allí por más de cuatro décadas, sino que también corrieron hacia un costado a los viajeros y comerciantes que llegan a diario al denominado ‘terminalito’.
Con el paso de los años, el paradero se convirtió, al igual que las casetas, en un sitio obligado para quienes viajaban hacia el sur del departamento y el centro del país. Sin embargo, ese espacio desapareció y el lugar de espera hoy está plagado de amenazas e incomodidades.
La incertidumbre va más allá, cuando ni siquiera el Gobierno local sabe si el llamado ‘terminalito’ será reubicado en el sector de “PQP”, donde ha funcionado de manera ilegal.
Por ahora, lo único cierto es que mientras la prioridad sea la megaobra del intercambiador de ‘Papi Quiero Piña’, quienes utilicen este sitio para tomar un transporte intermunicipal deberán soportar las incomodidades y los peligros de estar parados bajo un puente en construcción.
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