Jenny se gana la vida tejiendo bolsos, carpetas y accesorios en lana. De ahí devenga el sustento para sus dos hijos, una niña de 15 años y el menor de 11. Por no tener una vivienda ni con quien dejarlo, el infante la acompañaba a su lugar de trabajo.
Al chico le gusta en canto y en eso se ganaba unos pesos, hasta el pasado 15 de noviembre, cuando funcionarios del ICBF lo encontraron en un restaurante mientras su padre lo esperaba afuera.
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Con lágrimas en sus mejillas y compungida por no tener su hijo a su lado la mujer le pide al bienestar familiar que se lo entregue
Ella espera que un alma caritativa el ayude para poder pasar navidad y año nuevo al lado de su hijo menor.
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