El brutal ataque ocurrido en San Gil conmociona a la comunidad. Las autoridades ya adelantan investigaciones para encontrar al responsable del abuso. Un desgarrador caso de maltrato animal ha sacudido a la comunidad de San Gil, Santander, tras conocerse que un perro de raza husky siberiano fue víctima de una agresión física y abuso sexual el pasado viernes 26 de septiembre. El perro, identificado como Shaggy, fue encontrado con severas lesiones luego de haber salido de su hogar en el barrio Ciudadela Bella Vista alrededor de las 7:00 p.m.
Según los cuidadores del animal, Shaggy regresó a su casa aproximadamente una hora y media después, a las 8:30 p.m., mostrando claras señales de maltrato. Heridas visibles en su cuerpo, un comportamiento atípico y una gran incomodidad fueron las primeras señales de que algo grave había ocurrido durante su ausencia. El perro fue trasladado de inmediato a un centro veterinario en donde los profesionales confirmaron las peores sospechas. Signos de abuso sexual y maltrato físico fueron evidenciados en su cuerpo, lo que provocó la inmediata denuncia por parte de sus cuidadores ante las autoridades locales. Tras este hecho, el caso ha generado una ola de indignación tanto en San Gil como en el resto del país, sumándose a la creciente preocupación por el bienestar animal en Colombia.
Tras la denuncia, la Policía Ambiental y la Fiscalía General de la Nación han iniciado una investigación para dar con el responsable de este atroz acto. A pesar de que los detalles sobre el agresor aún son limitados, las autoridades han destacado que están recolectando pruebas y realizando entrevistas a posibles testigos para esclarecer los hechos.
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Los cuidadores de Shaggy han expresado su profunda tristeza y preocupación por lo sucedido, manifestando que este tipo de violencia no solo es inhumana, sino también ilegal en Colombia, donde el maltrato animal está penado por la ley. «No solo fue un ataque físico, sino también una violación de la inocencia de un ser que solo brindaba amor», afirmó uno de los cuidadores, visiblemente afectado. El caso ha desatado una fuerte reacción en la comunidad, tanto en San Gil como en las redes sociales, donde numerosos ciudadanos y defensores de los derechos animales han exigido que el agresor sea llevado ante la justicia. Además, se ha hecho un llamado para que las sanciones por maltrato animal sean más severas y se tomen medidas preventivas para evitar futuros actos de crueldad.
La indignación se ha visto reflejada en varios grupos de activistas animalistas que ya han comenzado a organizarse para pedir una mayor protección de los derechos de los animales. «Este tipo de agresiones no pueden quedar impunes. Exigimos que el responsable sea identificado y sancionado de acuerdo a la ley», expresaron a través de un comunicado en redes sociales.
Por su parte, Shaggy se encuentra recibiendo tratamiento veterinario intensivo para tratar sus heridas. Aunque su salud ha mejorado, el trauma psicológico ocasionado por la violencia sufrida será más difícil de superar. Los médicos veterinarios han informado que el perro, de aproximadamente dos años de edad, tendrá que someterse a un seguimiento constante para asegurar su recuperación tanto física como emocional.
