Infección devastadora tras un tratamiento dental en Turquía

Por Oro Noticias TV

lunes 6 de octubre, 2025 10:42 AM

Lo que para Leanne Abeyance iba a ser un simple procedimiento estético para mejorar su sonrisa, terminó convirtiéndose en una pesadilla médica. La británica de 40 años, madre de dos hijos, viajó a Turquía para cambiar sus carillas dentales, atraída por una oferta mucho más económica que en su país, pero el resultado fue devastador: una infección grave le deformó el rostro y la dejó sin dientes.

En el Reino Unido, el tratamiento costaba cerca de 40.000 euros, mientras que una clínica turca le ofreció hacerlo por solo 8.000. Convencida de que era una buena oportunidad, viajó y se sometió al procedimiento: le extrajeron todos los dientes y le colocaron implantes, con la promesa de regresar después para instalar las coronas definitivas. Sin embargo, poco tiempo después de volver a casa, empezó a sentir dolores insoportables en la cara y fuertes infecciones nasales.

“Estoy entrando y saliendo de urgencias, ni siquiera puedo tocarme la cara. Tengo el peor dolor de mi vida”, relató entre lágrimas. En cuestión de semanas, su rostro comenzó a inflamarse y deformarse. Cuando los médicos británicos la examinaron, encontraron que dos de los implantes habían perforado las cavidades nasales: uno llegó hasta los senos paranasales y otro hasta la nariz. Esa perforación permitió que una infección se extendiera a los tejidos y huesos del rostro, provocando daños que podrían ser irreversibles.

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Los especialistas le explicaron que el proceso de reconstrucción será largo y doloroso, y que no hay garantía de que pueda recuperar su apariencia. “Ya no tengo dientes, solo tornillos que sobresalen. Mi cara está negra y azul… es peor que el dolor de parto”, contó. Su prioridad ahora no es la estética, sino detener el avance de la infección y recaudar el dinero para las cirugías correctivas.

Expertos advierten que procedimientos como los implantes dentales requieren planificación, estudios previos y condiciones de esterilización estrictas. Cualquier error milimétrico puede causar infecciones, daños óseos o incluso la muerte. Aun así, miles de pacientes se dejan seducir por ofertas tentadoras sin investigar a fondo la experiencia del profesional ni las condiciones del lugar donde serán atendidos.

Hoy, Leanne vive entre el dolor y la resignación. Su historia, se ha convertido en una advertencia para quienes buscan la “sonrisa perfecta” sin medir los riesgos. “Si pudiera regresar el tiempo, jamás me habría hecho este procedimiento. No vale la pena arriesgar la vida por vanidad”, afirma con tristeza.

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