El anuncio de la llegada de doce nuevos buses para Metrolínea busca marcar un nuevo comienzo en el transporte público del área metropolitana de Bucaramanga. Sin embargo, entre los usuarios persiste una gran duda: ¿cómo circularán estos vehículos si buena parte de las estaciones están deterioradas, saqueadas y fuera de servicio?
Una flota con la promesa de un nuevo inicio
El gerente de Metrolínea, Emiro José Castro Meza, confirmó que los doce buses padrones duales ya se encuentran en Bucaramanga y forman parte del nuevo Sistema Integrado de Transporte Metropolitano (SITME), con el que se pretende reorganizar y modernizar la movilidad en la región.
“Esta flota es el punto de partida hacia un modelo de transporte más eficiente, sostenible e integrado. Es un paso clave para recuperar la confianza de los ciudadanos”, aseguró Castro Meza. Los vehículos, explicó, ya están en fase de alistamiento tecnológico, con la instalación de validadores de recaudo, sistemas de comunicación y GPS. Además, los conductores están recibiendo capacitación antes de iniciar las pruebas en ruta.
Los buses, diseñados con capacidad para operar tanto en piso alto como en piso bajo, permitirán atender distintos tipos de paraderos, ofreciendo una mayor flexibilidad mientras avanza la transición operacional del sistema.
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Estaciones destruidas y pasajeros incrédulos
Pero fuera de los comunicados oficiales, el panorama no luce tan alentador. Muchos ciudadanos se preguntan cómo podrán funcionar los nuevos buses si las estaciones continúan en abandono. En sectores de Piedecuesta, Girón y Bucaramanga, se han registrado múltiples actos de vandalismo y saqueo, con estaciones que han perdido puertas, cables y estructuras metálicas.
“Es absurdo que lleguen buses nuevos cuando no hay dónde validar la tarjeta. Las estaciones están destruidas y nadie las cuida”, expresó Sandra Rojas, quien asegura haber dejado de usar el sistema ante la falta de seguridad. “Antes tomaba el Metrolínea desde Estoraques, pero ahora me toca recurrir al mototaxismo”.
A esto se suma la percepción de inseguridad. Usuarios denuncian que muchas estaciones se han convertido en puntos críticos de consumo de drogas y hurto, sin presencia constante de autoridades. En redes sociales, los reclamos se repiten con fotografías y videos que muestran el deterioro de una infraestructura que costó miles de millones de pesos.
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Promesas de recuperación y desconfianza ciudadana
Ante las críticas, el gerente del sistema aseguró que junto con la Alcaldía de Bucaramanga se avanza en un plan de rehabilitación de estaciones, e incluso se están gestionando apoyos privados para financiar parte de las reparaciones. “El propósito es devolverle la operatividad al sistema y garantizar un servicio seguro y digno para los pasajeros”, afirmó.
No obstante, entre los usuarios reina la desconfianza. “No queremos más promesas ni ruedas de prensa. Lo que necesitamos son resultados. Las estaciones se están cayendo y el servicio ya ni existe en muchos sectores”, reclamó José Alberto Duarte, quien dejó de usar el Metrolínea hace más de un año.




