Bucaramanga hizo un partido ofensivo, siempre buscó cómo hacerle daño al cuadro motilón desde el primer minuto, con la llegada de Johan Caballero, punzante, rápido, agresivo en marca y con buen trato de balón.
Los dirigidos por Sanguinetti crearon cerca de cinco opciones claras en la inicial y cuatro más en la complementaria, logrando ganar el partido con tanto de Diego Herazo, su segundo consecutivo, para darle tres puntos valiosos al leopardo.
Cúcuta, en cambio, fue demasiado pasivo, vio jugar al rival, le faltó agresividad para recuperar la pelota, no tiene un hombre que lleve el balón y todo lo quiere resolver en velocidad; aun así, tuvieron dos opciones en la inicial y tres más en la segunda, incluido un postazo de Michel Ramos.
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El cuadro motilón nada que gana, ya van siete partidos y no ha podido conocer qué es una victoria en 2020, hundiéndose en el último lugar de la tabla de posiciones.
Dos realidades diferentes, un Bucaramanga en ascenso, que parece haber encontrado el timonel adecuado, y por el otro lado un Cúcuta Deportivo en condiciones preocupantes, peleado con su afición y la dirigencia política de la región.