Que les devolvieran la niña. Esa era la única exigencia que los indígenas Yukpa hacían para desalojar el obelisco ubicado en la calle 45, al occidente de la ciudad.
Según las autoridades, la niña de 19 meses fue encontrada en mal estado de salud cuando caminaba por una calle de Bucaramanga con sus padres, quienes se dedicaban a vender las artesanías que ellos mismos fabricaban.
Luego de dos meses de estar al cuidado del Bienestar Familiar, la niña fue entregada a su comunidad que, como lo había prometido, abandonó de inmediato el lugar para regresar a Venezuela.
Según el líder indígena, se van contentos de Bucaramanga, una ciudad que no los desamparó durante su estadía, a pesar de las dificultades.
Los 40 adultos y 24 niños a esta hora viajan de regreso a Venezuela, en donde seguirán tejiendo las fibras para elaborar sus artesanías, con las que intentan sobrevivir a la crisis que azota al vecino país.
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