Gavilán se va con el dolor de no haber podido alcanzar el sueño de 70 años, ser campeón, pero tranquilo por haber entregado todo de sí, aunque el resultado no fuera el esperado. Pero por encima de todo, se va agradecido con Santander.
Para Gavilán, el único camino que le queda a la ciudad para ver a su equipo campeón es la unión, jugadores, aficionados, medios y directivos, todos hacia un mismo propósito.
Y se mostró partidario de las causas de sus compañeros jugadores agremiados en Acolfútpro, buscando un mejor estar de quienes vienen abriéndose camino en el fútbol profesional.
Gavilán se va y le deja como regalo haber sido el primer jugador activo del Atlético Bucaramanga en jugar un campeonato mundial de fútbol.
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