Marisabel tiene a su hija recluida en la cárcel de mujeres desde hace 6 meses. Su preocupación ahora es mayor debido a que la interna entró en huelga de hambre, porque según ella, le están vulnerando sus derechos.
Dice además que como no les permiten el ingreso de comida, se ven obligadas a comprarla en un dispensario que hay dentro del centro carcelario.
Otro de los problemas es el hacinamiento a que están sometidas las internas, quienes tienen que dormir en colchonetas que extienden en el piso. En esta cárcel hay por lo menos 450 mujeres recluidas.
El Inpec hasta el momento no se ha pronunciado y entidades como la personería y la defensoría del pueblo ya están trabajando para buscar una solución al problema. Mientras tanto las internas dicen que continuarán en huelga de hambre hasta conseguir que atiendan sus quejas.