Cerca de 6.000 restaurantes en Santander están pasando la peor crisis de su historia a causa de la pandemia del Covid-19, que obligó a suspender el servicio al público en las mesas, ahora esperan que el Gobierno les extienda la mano, pues no tienen como cumplir con las nóminas de sus empleados y algunos deberán cerrar de manera definitiva.
Las repercusiones en la economía del gremio a causa del virus son cada día más grandes. Compromisos como el pago de nómina y servicios no dan espera, pero sus ingresos se han visto reducidos en más del 80 por ciento. Ante este panorama, piden un salvavidas del Gobierno.
“Estamos pidiendo al Gobierno auxilios para la nómina, realmente va haber personal como los meseros que no van a trabajar durante mucho tiempo, por el tema del aislamiento social y un tema de reducción de jornada de trabajo”, manifestó Rafael Mendoza Estevez, vicepresidente ACODRES Santander.
Otra de las peticiones es que les permitan atender a la mesa de manera gradual, siguiendo con los protocolos de bio seguridad. Sin embargo algunos tienen otro problema, que conllevaría al cierre de sus negocios, porque no tienen cómo pagar los cánones de arrendamiento, además de las trabas para poder entregar los locales.
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En Santander existe un mayor número de mujeres trabajando en restaurantes, muchas de ellas cabeza de hogar y dependen de su empleo para subsistir. Con el cierre de restaurantes se agravará aún más la situación de muchas familias.
