Dos internos de la cárcel de mediana y máxima seguridad de Palogordo, en Girón, completan una semana con la boca cosida como forma de protesta. La drástica medida busca presionar a las autoridades penitenciarias para que autoricen su traslado a centros carcelarios más cercanos a sus familias, en Valledupar y Barranquilla.

El defensor de los derechos carcelarios en Santander, Hernando Mantilla, confirmó que la situación fue reportada por la dirección del penal el pasado martes 11 de noviembre. “El director de la cárcel me informó que, aproximadamente hace seis días, dos internos iniciaron una huelga de hambre bastante particular. No se trata simplemente de dejar de recibir alimentos, sino que se cosieron la boca. Es una situación muy delicada, porque involucra directamente los derechos humanos, especialmente el más fundamental de todos: la vida”, señaló Mantilla.

Según explicó el defensor, los internos están recibiendo atención médica y siendo hidratados por vía intravenosa, mientras el Instituto Nacional Penitenciario y Carcelario (Inpec) evalúa la solicitud formal de traslado.

“Los reclusos solicitan su traslado para poder estar más cerca de sus seres queridos. Yo soy testigo de que he presentado muchísimas solicitudes en ese sentido, porque el acercamiento familiar es fundamental. Es muy complicado que un interno esté en Bucaramanga mientras su familia vive en lugares tan lejanos como Villavicencio o Barranquilla”, añadió Mantilla.

El defensor recordó que en Santander son frecuentes las peticiones de traslado por razones familiares y destacó que, según la Corte Constitucional, el acercamiento con el núcleo familiar es un elemento clave dentro de los procesos de resocialización de las personas privadas de la libertad.