Postrado en una cama permanece Edgar Rodríguez, un humilde trabajador que sufrió un trombo que por poco le quita la vida. Para salvarlo debieron cortar parte de su intestino.
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Han pasado más de dos meses y la salud de Edgar empeora cada día, pese a los esfuerzos de los galenos que lo atienden.
La atribulada mujer ya no sabe a quién más recurrir y lo único que espera es que la EPS Coomeva realice el pago para que le pueda hacer el trasplante de intestino.
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