Israel confirmó este sábado 21 de junio un nuevo ataque aéreo contra la instalación nuclear del régimen iraní ubicada en la ciudad de Isfahán, en una ofensiva que busca afectar directamente el programa de enriquecimiento de uranio de Teherán. El bombardeo, segundo desde el inicio de la escalada militar el pasado 13 de junio, fue dirigido específicamente contra las instalaciones de producción de centrifugadoras, esenciales para el desarrollo de capacidades nucleares.

Según las Fuerzas de Defensa israelíes, la operación forma parte de un esfuerzo sostenido por debilitar las capacidades del régimen de los ayatolás y frenar su avance hacia la obtención de armamento nuclear. “Se trata de un golpe certero contra el corazón del programa nuclear iraní”, afirmaron voceros militares desde Jerusalén.

Horas antes del anuncio oficial, medios estatales iraníes ya habían reportado múltiples explosiones en la zona industrial de Isfahán. La agencia Fars citó a un alto responsable de seguridad que confirmó que las detonaciones se originaron por bombardeos israelíes, aunque aseguró que no se registraron fugas de materiales peligrosos. Las explosiones, agregaron las fuentes iraníes, se debieron en gran parte a la activación de las defensas aéreas locales.

La nueva ofensiva remite a los bombardeos israelíes del pasado 13 de junio, día en que comenzó la escalada militar con la denominada “Operación León Naciente”. Aquella jornada marcó un cambio de tono en la relación entre ambos países, con Israel declarando una campaña de ataques aéreos “preventivos” contra objetivos vinculados con el desarrollo nuclear iraní.

Como respuesta a ese primer ataque, Irán lanzó una ofensiva de represalia que incluyó el envío masivo de drones y misiles hacia territorio israelí. Desde entonces, el conflicto ha mantenido una dinámica de escaladas cruzadas, que ha encendido las alarmas de la comunidad internacional por el posible estallido de una guerra abierta, especialmente en zonas sensibles por su infraestructura nuclear.

Trump descarta presionar a Israel y evalúa intervención militar

En este contexto, el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, se pronunció desde Nueva Jersey, descartando cualquier intento de presión sobre Israel para que detenga las ofensivas. “Sería muy difícil pedirle a Israel que se detenga ahora. Están avanzando y tienen una clara ventaja militar”, sostuvo el mandatario. Trump también puso en duda la eficacia de los esfuerzos diplomáticos europeos en Ginebra, indicando que “Irán no quiere hablar con Europa. Quiere hablar con nosotros”.

El presidente estadounidense anunció que su administración ha fijado un plazo máximo de dos semanas para decidir si Estados Unidos interviene directamente en el conflicto. “Estoy dando un plazo, y diría que dos semanas sería el máximo”, señaló, aunque aclaró que la decisión podría anticiparse si no hay avances verificables en el desmantelamiento del programa nuclear iraní.

Desde Ginebra, el canciller iraní Abbas Araqchi exigió el cese inmediato de los ataques israelíes como condición mínima para retomar las negociaciones nucleares con Washington. La Casa Blanca, sin embargo, rechazó esa exigencia, reiterando que está abierta al diálogo, pero no bajo condicionamientos mientras continúen las hostilidades.

Trump insistió en que el objetivo de su gobierno es forzar a Teherán a abandonar todo intento de enriquecer uranio, cuestionando las razones civiles que Irán ha esgrimido para justificar su programa nuclear. “Están sentados sobre uno de los mayores cúmulos de petróleo del mundo. No entiendo por qué necesitan energía nuclear para fines civiles”, declaró.