Un nuevo hecho de violencia sacude a Cúcuta. En la madrugada de este viernes 31 de octubre, en plena celebración de Halloween, un hombre fue asesinado a tiros mientras realizaba sus labores cotidianas en el barrio Los Fundadores, al occidente de la ciudad.
La víctima fue identificada como Yeison Anderson Quiroz Montoya, de 36 años, conocido cariñosamente por sus vecinos como “El Paisa”. El hombre, reconocido en la zona por ganarse la vida vendiendo agua, se encontraba en la terraza de su vivienda, cuando fue atacado por sicarios.
Según versiones preliminares, El Paisa estaba acompañado por su inseparable perrita Danna, mientras llenaba unas pimpinas para vender, sin imaginar que la muerte lo acechaba. Testigos relataron que los agresores llegaron al lugar y, sin mediar palabra, abrieron fuego en repetidas ocasiones, dejándolo sin vida en el sitio.
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El cuerpo del hombre quedó tendido boca abajo, al lado de las pimpinas que no alcanzó a llenar. Su fiel mascota permaneció a su lado, en una escena que ha conmovido profundamente a los habitantes del sector.
Vecinos del barrio describieron a El Paisa como un hombre trabajador, amable y dedicado a su oficio. “Siempre lo veíamos con su perrita, vendiendo agua en el barrio, nunca se metía con nadie”, comentó una residente consternada.
Uniformados de la Policía Metropolitana de Cúcuta acordonaron el área mientras unidades de criminalística de la Sijín realizaban la inspección del cuerpo y la recolección de evidencias. El cadáver fue trasladado a la morgue de Medicina Legal, donde será sometido a los procedimientos de rigor.
Hasta el momento, las autoridades no han revelado hipótesis sobre los móviles del crimen ni la identidad de los responsables. La investigación avanza para esclarecer los hechos y determinar si este asesinato estaría relacionado con disputas personales o con otros hechos de violencia registrados recientemente en la ciudad.
Mientras tanto, la pequeña Danna, la perrita que acompañaba a El Paisa en sus jornadas de trabajo, quedó sola, convertida en símbolo de la lealtad y la inocencia que la violencia vuelve a truncar en Cúcuta.




