La inseguridad vuelve a golpear a Bucaramanga. Esta vez, una joven fue víctima de un violento atraco en plena vía pública del exclusivo sector de Cabecera, donde un grupo de delincuentes conocidos como ‘motoladrones’ la asaltó mientras se encontraba detenida sobre su motocicleta.
El hecho ocurrió en la noche del pasado viernes 17 de octubre, en la calle 52A con carrera 31. Según versiones conocidas por este medio, la joven víctima se encontraba revisando su celular un iPhone mientras estaba sentada sobre su moto Yamaha BWS, cuando fue sorprendida por un sujeto que se movilizaba en motocicleta junto a otros tres hombres.
El momento del asalto
El delincuente, vestido con chaqueta negra, casco cerrado y jean, descendió de la moto y se acercó rápidamente. Sin dar espacio a reacción, comenzó a forcejear con la joven exigiéndole que entregara el celular.
“Páselo, páselo. ¡Quieta, qué hace!”, gritó el agresor con tono amenazante, mientras la joven pedía ayuda entre gritos y súplicas para que no la robaran.
El ataque duró menos de un minuto. Durante el forcejeo, la víctima cayó junto con su motocicleta al suelo. Finalmente, el asaltante logró arrebatarle el celular y corrió hacia otra moto en la que lo esperaba su cómplice. A escasos metros, otros dos hombres los aguardaban en un segundo vehículo para facilitar la huida. Todos escaparon en sentido oriente–occidente por la calle, desapareciendo en la vía sin ser alcanzados por los transeúntes o comerciantes del sector. Un ciudadano intentó detenerlos, pero los delincuentes ya se habían adelantado y lograron huir.
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Cabecera, bajo amenaza silenciosa
Lo que antes parecía un caso aislado, hoy forma parte de un patrón que se repite. Cabecera, tradicionalmente considerada una de las zonas más seguras de Bucaramanga por su perfil comercial y residencial de estrato alto, se ha convertido en escenario de delitos que, aunque rápidos, dejan profundas consecuencias en la comunidad.
Vecinos del sector afirman que no es la primera vez que ven movimientos sospechosos en motocicletas por la zona, y que la modalidad de robo en pareja o en grupo, ejecutado por ‘motoladrones’, está ganando terreno.
“Uno ya no puede ni mirar el celular en la calle. Así estés en tu moto, en un andén o saliendo del trabajo, te caen en segundos y te quitan lo que llevas”, aseguró una residente que presenció el hecho y pidió no revelar su identidad.
Sin capturas, pero con pruebas
Aunque la víctima no sufrió heridas físicas, sí quedó en estado de shock tras el violento encuentro. Su motocicleta terminó en el suelo y su teléfono de alto valor comercial—fue sustraído por los delincuentes.
La Policía Metropolitana de Bucaramanga ya recibió la denuncia formal y se encuentra revisando cámaras de seguridad de la zona para tratar de identificar a los implicados. El hecho quedó parcialmente registrado por una cámara ubicada a pocos metros del lugar del asalto, material que ahora hace parte de la investigación. Hasta el momento, no se ha anunciado la captura de los responsables.
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¿Qué son los ‘motoladrones’?
Los conocidos como ‘motoladrones’ son delincuentes que cometen hurtos utilizando motocicletas, generalmente en parejas o en grupos de hasta cuatro personas. Suelen atacar de forma rápida y sorpresiva, eligiendo víctimas que están distraídas en semáforos, parques, andenes o estacionamientos y huyen a gran velocidad por vías principales o rutas alternas.
Este fenómeno ha crecido en varias ciudades del país, y Bucaramanga no es la excepción. Según cifras del Observatorio de Seguridad Ciudadana, más del 40% de los hurtos registrados en zonas urbanas de la ciudad involucran motocicletas como medio de transporte de los delincuentes.
Las autoridades han incrementado los operativos de control, pero la ciudadanía sigue pidiendo medidas más contundentes, incluyendo cámaras de reconocimiento facial, aumento de vigilancia policial en sectores críticos y restricciones más fuertes al parrillero hombre en determinadas zonas.
Una ciudad que ya no se siente segura
El asalto en Cabecera reabre el debate sobre la sensación de inseguridad que crece entre los bumangueses. Aunque la víctima logró sobrevivir sin lesiones, el daño emocional y la pérdida material son evidentes.
“Esta ciudad necesita más seguridad real. Las cámaras no lo son todo. Si nadie actúa rápido, los ladrones siempre se saldrán con la suya”, comentó un comerciante del sector, cansado de ver cómo las víctimas siguen sumándose.