Tras permanecer más de dos semanas hospitalizado, falleció Víctor Rincón Yáñez, de 61 años, uno de los heridos más graves que dejó el incendio ocurrido en el barrio 12 de Octubre, en el occidente de Bucaramanga.
El adulto mayor se encontraba internado en la Unidad de Quemados del Hospital Internacional de Colombia (HIC), donde recibía atención especializada debido a las graves lesiones sufridas durante la emergencia. Pese a los esfuerzos del personal médico, su deceso fue confirmado este domingo 28 de diciembre.
Intentó salvar a su mascota
De acuerdo con testimonios de la comunidad, Rincón Yáñez habría intentado proteger a su mascota, llamada Atila, cuando las llamas se propagaron rápidamente por el sector. En videos grabados durante la noche de la emergencia se le observaba con visibles lesiones en la espalda y los brazos, mientras era auxiliado por vecinos y organismos de socorro.
El cuerpo del hombre permanece en la morgue del Instituto Nacional de Medicina Legal y Ciencias Forenses de Bucaramanga, a la espera de los trámites correspondientes.
El incendio que conmocionó a Bucaramanga
El devastador incendio se registró la noche del viernes 12 de diciembre y consumió 58 viviendas en cuestión de minutos, dejando a decenas de familias sin hogar y generando una grave emergencia social en el sector.
Al llegar al lugar, los socorristas se enfrentaron a un escenario de alto riesgo, con múltiples focos activos y la amenaza latente de que el fuego se extendiera a barrios vecinos. La magnitud de la conflagración obligó a activar todas las estaciones del Cuerpo Oficial de Bomberos de Bucaramanga.
Carrotanques y máquinas contraincendios trabajaron de manera coordinada durante varias horas. Ante la gravedad de la situación, también se solicitó apoyo del Cuerpo de Bomberos de Floridablanca, que acudió con tres carrotanques, tres máquinas contraincendios y 10 unidades para reforzar la atención de la emergencia.
Tras el incendio, varias de las familias afectadas instalaron un campamento improvisado en una cancha cercana, donde continúan viviendo en carpas, sin acceso adecuado a agua potable, baños ni condiciones dignas de habitabilidad.




