Lo que debería ser un espacio de reclusión se ha convertido en un escenario de fiestas, transmisiones en vivo y operaciones ilegales. Internos de centros penitenciarios en Cúcuta y otras regiones del país están utilizando redes sociales como TikTok y WhatsApp para mostrar una vida de lujos, música y excesos desde sus celdas.
Videos difundidos en redes muestran a reclusos transmitiendo en directo, cobrando dinero a los espectadores y exhibiendo fiestas dentro de los pabellones. Pero el fenómeno va más allá del entretenimiento digital: también se ha evidenciado el uso de dispositivos móviles para coordinar extorsiones, microtráfico y hasta homicidios por encargo desde el interior de los penales.
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Las autoridades aseguran que realizan controles periódicos en las cárceles para decomisar celulares, drogas y armas, pero el ingreso constante de estos elementos evidencia la existencia de redes de corrupción internas que facilitan su entrada.
Mientras tanto, la ciudadanía cuestiona la efectividad del sistema carcelario colombiano y la falta de control de las autoridades penitenciarias. Para muchos, lo que ocurre dentro de los penales es una muestra clara de cómo la corrupción y la impunidad continúan minando la seguridad y la justicia del país.