Una nueva muestra de violencia golpeó a Bucaramanga este miércoles por la noche, cuando un hombre fue atacado por sicarios que se desplazaban en moto. La víctima, identificada como Carlos Andrés Fuentes Ramírez, de 33 años, recibió tres impactos de bala mientras transitaba hacia su hogar.
Según los primeros informes, el hecho ocurrió hacia las 10:00 p. m., en un sector residencial de la ciudad. Los agresores, a bordo de una motocicleta, interceptaron a la víctima para dispararle y luego huyeron rápidamente del lugar.
Fuentes locales indican que Carlos Ramírez alcanzó a ser auxiliado por vecinos, quienes lo trasladaron a un centro hospitalario. Se desconoce aún el estado actual de su salud, aunque es señalado como grave.
Hasta ahora, las autoridades no han hecho capturas, pero la Policía Metropolitana y la Fiscalía de Bucaramanga han abierto investigación para dar con los responsables.
Este tipo de hechos agrava un clima de inseguridad creciente en Bucaramanga. Vecinos y transeúntes expresan preocupación por la impunidad con la que operan los grupos armados en zonas urbanas.
Muchos cuestionan cómo en pleno casco urbano se perpetúan ataques sin que hasta el momento haya una respuesta contundente de las autoridades. “¿Hasta cuándo vivir con miedo?”, expresó una mujer que prefirió mantener su nombre en reserva.
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Estas situaciones afectan el sentido de comunidad: calles, esquinas y zonas residenciales que deberían ser seguras para todos se convierten en escenarios vulnerables.
Este atentado se suma a una serie de sucesos similares registrados recientemente en Bucaramanga. Ataques a personas en motocicleta, disparos en vía pública y asesinatos selectivos han sido documentados en distintos sectores de la ciudad.
Las autoridades locales, la Policía Metropolitana de Bucaramanga y organismos de investigación criminal están bajo presión para mostrar resultados, frenar la escalada de violencia y restablecer la confianza ciudadana.
Este episodio no solo deja una víctima más: profundiza el temor entre quienes transitan por la ciudad, especialmente durante la noche. Para muchos, transitar en moto o simplemente caminar por las calles se convierte en un acto de riesgo.
Además, hay una demanda creciente hacia las autoridades para que refuercen la vigilancia, aumenten los operativos de inteligencia y garanticen la captura de los implicados. Los ciudadanos quieren respuestas, no promesas.