Un ataque sicarial registrado en la tarde del viernes 28 de noviembre volvió a poner a Villas de Girardot en el centro de la atención pública. Sobre las 6:30 p. m., un joven panadero de 25 años fue asesinado frente a su vivienda por un hombre armado que posteriormente huyó en una motocicleta.

El crimen reavivó los señalamientos que por años han acompañado a este sector, considerado por muchos como una “olla” y una de las zonas más inseguras de Bucaramanga. Sin embargo, los habitantes rechazan esta estigmatización y aseguran que en el barrio predominan las familias trabajadoras que buscan salir adelante.

“Quien nada debe, nada teme”, repiten con firmeza varios residentes, quienes insisten en que la violencia no representa a la mayoría de la comunidad. Aunque el asesinato generó preocupación, recalcan que quienes no están involucrados en actividades delictivas pueden caminar con tranquilidad por las calles del sector.

Tras el hecho, la Policía Metropolitana desplegó controles en las entradas del barrio, realizando verificación de antecedentes y revisiones a motocicletas. Para los vecinos, estos operativos son necesarios y contribuyen a recuperar la confianza y la seguridad.

La comunidad espera que las autoridades continúen con la presencia institucional y que, al mismo tiempo, se reconozca el esfuerzo de quienes trabajan diariamente para transformar la imagen de Villas de Girardot.