La jueza había expresado en varias oportunidades que se sentía vigilada, señalada y perseguida dentro de la Rama Judicial. Su forma de ser, su manera directa de hablar y su diferencia frente a los cánones tradicionales del cargo, según decía, la habían convertido en blanco de críticas constantes y presiones que trascendieron lo profesional. “Tengo miedo por mi vida”, llegó a afirmar en una entrevista, en la que aseguró que cada uno de sus movimientos era observado con lupa y convertido en escándalo mediático.
Fue hallada sin vida en la tarde de este miércoles 17 de diciembre, en la habitación de su residencia en la ciudad de Cúcuta. La escena fue descubierta luego de que su esquema de protección intentara contactarla sin éxito y, con apoyo de un familiar, se autorizara el ingreso al inmueble.
Uno de los aspectos que más generó impacto fue que junto a la jueza se encontraba su bebé, de apenas dos meses de nacido. Las autoridades confirmaron que el menor se encuentra con vida y fue trasladado de inmediato a un centro asistencial, donde recibió atención médica y se encuentra fuera de peligro. Posteriormente, el niño quedó bajo custodia del Instituto Colombiano de Bienestar Familiar (ICBF), mientras avanzan las investigaciones para esclarecer lo ocurrido.
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Una carrera marcada por firmeza y resultados
Vivian Polanía se desempeñaba como jueza Primera de Control de Garantías de Cúcuta y contaba con una amplia trayectoria dentro de la Rama Judicial. Era reconocida por su carácter fuerte, su rigor en las audiencias y por liderar procesos clave contra el crimen organizado en la región de frontera.
Estuvo al frente de investigaciones de alto impacto relacionadas con estructuras criminales que operaban en Cúcuta y municipios cercanos, y dirigió audiencias complejas como la del proceso contra Alejandro José Arias, alias El Cojo, señalado por el homicidio del veedor ciudadano Jaime Vásquez. Pese a las controversias, colegas y conocedores del sistema judicial resaltaban su conocimiento jurídico y su compromiso con los casos que asumía.
Fama, polémica y un comportamiento que rompió esquemas
Más allá de su labor judicial, Vivian Polanía se convirtió en una figura ampliamente conocida a nivel nacional por su comportamiento poco convencional para el cargo que ocupaba. Su forma de vestir, sus expresiones durante audiencias, su defensa abierta de su vida personal y episodios como la polémica celebración de amor y amistad en el Palacio de Justicia, alimentaron un interés mediático constante.
Apodada por algunos sectores como “la jueza sexy”, Polanía despertó tanto admiración como rechazo. Mientras ella insistía en separar su vida privada de su ejercicio profesional, una parte de la opinión pública convirtió cada uno de sus actos en motivo de debate, morbo y escrutinio.
Hoy, su muerte genera conmoción y deja múltiples interrogantes abiertos. Las autoridades judiciales y Medicina Legal adelantan las investigaciones para determinar las causas del fallecimiento, sin descartar ninguna hipótesis. Entretanto, el país recuerda a una jueza que rompió moldes, incomodó estructuras y vivió bajo la exposición permanente que, según ella misma denunció, terminó marcando su destino.




