El Partido Socialdemócrata impulsa una ley para sancionar el acoso verbal en espacios públicos, mientras juristas y opositores cuestionan si el derecho penal es el camino adecuado.
Alemania vive un intenso debate sobre si los piropos y comentarios sexuales en la vía pública deben considerarse un delito. A diferencia de otros países europeos, el acoso verbal hacia las mujeres no está contemplado en la legislación alemana, lo que ha motivado al Partido Socialdemócrata (SPD) a proponer una reforma para llenar ese vacío legal.
La iniciativa, encabezada por la diputada Sonja Eichwede, busca que los gestos, silbidos o comentarios de connotación sexual no deseados sean sancionados por ley. “Este tipo de acoso intimida masivamente a las víctimas y a menudo las lleva a retirarse de los espacios públicos. El lenguaje y el comportamiento son una forma de violencia”, declaró Eichwede a DW.
Una laguna legal que divide posturas
Actualmente, en Alemania es ilegal insultar o mostrar el dedo medio a alguien, pero no existen sanciones para el acoso sexual verbal. El artículo 185 del Código Penal castiga las injurias con multas o hasta un año de prisión, pero los tribunales rara vez consideran que los piropos o insinuaciones sexuales constituyan una ofensa penal.
La ministra de Justicia Stefanie Hubig (SPD) confirmó que su cartera estudia las opciones legales para modificar la normativa. Sin embargo, la propuesta genera división incluso dentro del gobierno de coalición. Mientras Los Verdes y los liberales del FDP tildaron la medida de “poco práctica” en 2023, la oposición conservadora (CDU/CSU) ha expresado dudas sobre su eficacia. “Es vergonzosa la frecuencia con la que las mujeres sufren comportamientos irrespetuosos, pero una nueva ley quizá no sea la solución”, señaló Susanne Hierl, portavoz legal de la CDU.
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Un movimiento social que gana fuerza
El debate no es nuevo. En 2019, jóvenes alemanas iniciaron una campaña inspirada en Nueva York, escribiendo con tiza en las aceras los piropos que habían recibido, bajo el lema Catcalls of Berlin. Ese mismo movimiento impulsó una petición con más de 70.000 firmas presentada al Bundestag para criminalizar el acoso callejero.
Según un estudio del Instituto de Investigación Criminológica de Baja Sajonia, el 40 % de las mujeres evita ciertos lugares por miedo a ser acosadas verbalmente, y 8 % admite haber cambiado su forma de vestir. No obstante, aún no existen estudios oficiales representativos sobre la magnitud del fenómeno.

Entre la pedagogía y la sanción
Expertos en derecho penal, como Mohamad El-Ghazi, de la Universidad de Tréveris, advierten que el derecho penal debería ser el último recurso. “Deseo que nadie tenga que soportar comentarios tan repugnantes, pero la educación en el hogar y las escuelas es una vía más efectiva”, sostuvo.
La Asociación Alemana de Abogadas (DJB) propone reinterpretar las leyes actuales sobre injurias para incluir el acoso verbal sexual como una forma de desprecio o degradación. Sin embargo, la jurisprudencia alemana ha sido estricta: en 2017, la Corte Suprema desestimó un caso en el que un hombre de 65 años le hizo comentarios sexuales a una niña de 11, argumentando que no constituía delito bajo la ley vigente.
Europa, un espejo posible
Mientras Alemania discute cómo legislar, varios países europeos ya penalizan el acoso callejero. Bélgica fue pionera en 2014, seguida por Portugal (2016), Francia (2018), España y Países Bajos, que también introdujeron sanciones. En Reino Unido, una ley aprobada en 2023 aún espera entrar en vigor.
Eichwede confía en que esta vez la propuesta del SPD prospere. “Podemos aprender de la experiencia de otros países europeos”, afirmó. Por ahora, el debate sigue abierto: ¿debe el piropo convertirse en delito o basta con cambiar la cultura del respeto?




