Un hecho que ha sorprendido al mundo médico ocurrió en el Hospital Universitario Infantil de Magdeburgo, en Alemania, donde un bebé logró sobrevivir tras nacer con apenas 16 semanas de gestación. Los especialistas calificaron su caso como un “verdadero milagro”, pues las probabilidades de vida en estas condiciones son de tan solo un 25 % a nivel mundial.

Según el reporte del hospital, el recién nacido pesó 300 gramos al momento del parto y debió permanecer conectado a un respirador durante casi dos meses. A pesar de su extrema prematurez, no presentó complicaciones graves y hoy se encuentra en perfecto estado de salud.

El proceso estuvo bajo la supervisión del doctor Ralf Böttger, jefe médico del hospital, quien destacó el esfuerzo del equipo y la fortaleza del pequeño:

“Es un pequeño milagro con una gran voluntad de vivir”, expresó el especialista.

Böttger explicó que el tratamiento de un recién nacido con ese peso requiere cuidados minuciosos y especializados:

“La ventilación, la alimentación por infusión y la protección de la piel y los órganos sensibles exigen un enfoque extremadamente preciso y cuidadoso”, añadió.

Durante su hospitalización, que se extendió por nueve semanas, los padres participaron activamente en el proceso de recuperación, fortaleciendo el vínculo con su hijo. Gracias al acompañamiento constante y al trabajo conjunto entre el personal médico y la familia, el bebé pudo regresar a casa en buen estado, aunque continuará recibiendo seguimiento médico especializado.

De acuerdo con la Organización Mundial de la Salud (OMS), se considera extremadamente prematuros a los bebés que nacen antes de las 28 semanas de gestación, una condición que representa la principal causa de mortalidad infantil en el mundo. Sin embargo, este caso se convierte en un ejemplo de esperanza y avance médico, demostrando que incluso en las circunstancias más difíciles, la vida puede abrirse camino.