En Colombia, el vínculo entre padres e hijos adultos va más allá de la convivencia. Aunque muchos jóvenes adultos aún viven con sus padres, la ley colombiana establece que existe un límite para esa convivencia, especialmente cuando se trata de la manutención y el alojamiento. ¿Pero qué pasa cuando el joven ya no estudia, tiene 25 años o más y decide no abandonar el hogar familiar? La legislación es clara y da poder a los padres para actuar legalmente si deciden pedirle a sus hijos que se vayan de la casa.
Obligaciones legales de los padres hasta los 25 años
La normativa colombiana establece que los padres tienen la obligación de garantizar la vivienda y la alimentación de sus hijos hasta que cumplan los 18 años. Sin embargo, si el joven se encuentra en estudios, esta obligación se extiende hasta los 25 años. En casos excepcionales, como cuando los hijos tienen alguna discapacidad física o mental que les impide subsistir por sí mismos, la responsabilidad de los padres puede continuar más allá de esos límites.
«Los padres tienen la patria potestad y la obligación del cuidado y protección de sus hijos, hasta que cumplan la mayoría de edad o si se encuentran en condición de discapacidad, vulnerabilidad o en etapa de estudio,» explicó el abogado Abel Cupajita Rueda, director de Sescol Tax & Legal Abogados, en una entrevista para el diario AS.
Cuando los hijos ya tienen más de 25 años y ya no se encuentran bajo las excepciones legales (estudios, discapacidad o dependencia económica), la situación cambia. En este escenario, los padres tienen el derecho de recuperar su espacio y pueden incluso recurrir a la justicia para solicitar el desalojo si el hijo se niega a salir del hogar familiar. Según el artículo 384 del Código General del Proceso, a partir de los 25 años, los hijos se consideran arrendatarios ilegales si permanecen en la vivienda de sus padres sin un acuerdo formal. Esto significa que los padres pueden iniciar un proceso judicial de desalojo si así lo desean.
Le puede interesar: Entre villancicos y buques de guerra, Maduro decreta que “Venezuela huele a Navidad”
Jimmy Jiménez, abogado de familia en Integrity Legal, explicó que si el hijo se niega a salir, los padres pueden alegar «ocupación de hecho» o incluso presentar una denuncia por «violación de habitación ajena«. En algunos casos, los padres pueden recurrir a la figura legal de «perturbación de la posesión» si consideran que la presencia del hijo se vuelve una invasión del espacio familiar.
¿Qué pasa si el hijo aporta económicamente al hogar?
Es común que algunos hijos, aunque sean adultos, contribuyan económicamente al hogar, ayudando con los gastos del hogar. Sin embargo, esta contribución no les otorga el derecho automático de quedarse en la vivienda de sus padres. Aunque algunos podrían pensar que un hijo que contribuye a los gastos tiene derecho a vivir allí, legalmente esto no cambia la naturaleza de su permanencia. En algunos casos, esta contribución podría dar pie a acuerdos formales como un contrato de arrendamiento o comodato oneroso, pero la presencia del hijo no deja de ser una decisión que corresponde a los padres.
Si el hijo es menor de 25 años y los padres deciden solicitar el desalojo, es necesario tener especial cuidado. El proceso podría abrir la puerta a demandas por incumplimiento de cuota alimentaria o desalojo arbitrario, por lo que es recomendable que los padres busquen la orientación de expertos en derecho familiar. Lo ideal es que, en este tipo de situaciones, los padres se acerquen a una comisaría de familia para recibir orientación y apoyo legal. La mediación y el consejo legal son clave para evitar conflictos familiares mayores y garantizar que se respeten los derechos de todas las partes involucradas.
La realidad de los hogares colombianos: más hijos adultos viviendo con sus padres
El tema del «hijo que no se va de casa» es cada vez más común. Según el informe del Panorama Social elaborado por la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE), el 35% de los jóvenes entre los 20 y 29 años siguen viviendo con sus padres. Esta tendencia refleja tanto la realidad económica de muchos hogares colombianos, como las dinámicas familiares en las que, a veces, los hijos permanecen en casa más tiempo del esperado..