Siguen conociéndose nuevos y graves hallazgos tras la inspección adelantada por la Superintendencia de Transporte al bus que se accidentó en el nordeste antioqueño y que transportaba a estudiantes bachilleres del Liceo Antioqueño, tragedia que dejó 17 personas fallecidas.

De acuerdo con las autoridades, el vehículo, adscrito a la empresa Precoltur, cubría la ruta Tolú (Sucre) – Bello (Antioquia) cuando se precipitó a un abismo en jurisdicción del municipio de Remedios. Durante la inspección, se evidenció que el bus operaba al 97 % de su capacidad, pues aunque estaba habilitado para transportar 40 pasajeros, al momento del siniestro viajaban 39 personas.

El superintendente de Transporte, Alfredo Piñeres, reveló en declaraciones a Noticias Caracol que el automotor no cumplía ni el 20 % de los requisitos exigidos en una revisión tecnicomecánica, razón por la cual el Centro de Diagnóstico Automotor (CDA) que avaló su operación fue suspendido por un periodo de seis meses.

Entre las fallas más graves encontradas, las autoridades señalaron que el bus no contaba con cinturones de seguridad en las sillas, tampoco con ventanas de emergencia, incumpliendo así los estándares mínimos para prestar el servicio de transporte de pasajeros. Además, el vehículo presentaba problemas en frenos, suspensión y llantas lisas, condiciones que, según la SuperTransporte, impedían que superara cualquier inspección técnica, más aún cuando la revisión había sido realizada apenas cuatro meses antes del accidente.

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Piñeres también informó que el bus ya había estado involucrado en otros siniestros viales en años anteriores, específicamente en 2021 y 2023, ambos con personas lesionadas, situación que agrava la responsabilidad de la empresa transportadora.

Otro de los puntos clave señalados por la investigación es que, debido a la extensión del recorrido, la empresa debía asignar un segundo conductor para realizar relevos durante el trayecto. Sin embargo, se estima que el conductor fallecido estuvo al volante entre 14 y 15 horas continuas, superando ampliamente las recomendaciones de seguridad que indican jornadas máximas de ocho horas.

Finalmente, el superintendente confirmó que el sistema GPS del vehículo registró que el bus excedía los límites de velocidad instantes antes del accidente, lo que habría reducido la capacidad de maniobra del conductor y aumentado la magnitud del impacto.

Las investigaciones continúan para establecer responsabilidades administrativas y penales frente a una de las tragedias viales más graves registradas recientemente en el país.