A las 9:00 de la noche, en la cancha de San José de Los Chorros, un grupo de más de 30 perros callejeros se reúne puntualmente. No esperan a otro animal, esperan a un humano: Misael González, conductor de la empresa Lusitania, quien se ha convertido en el héroe silencioso de estos peludos sin hogar.

Misael lleva más de 20 años al volante, y desde hace tres cubre la ruta Bucaramanga – San Rafael, en Rionegro. Sin embargo, su historia con los caninos comenzó de forma casual. “Un día estaba comiendo en el parque y se me acercó un perrito. Le ofrecí un poco de comida y se fue. Al día siguiente volvió, y con él, otro. Luego llegaron más… así empezó todo”, cuenta Misael.

Desde entonces, su parada final, cerca de las 9:00 p.m., se ha transformado en un pequeño ritual de esperanza. Los perros lo reconocen desde que escuchan el sonido de la buseta. Salen de distintas calles y se agrupan alrededor de la cancha, donde Misael los espera con comida.

“Ya saben el horario. Apenas sienten que llego, empiezan a acercarse. Salen de todos lados. Yo ya los espero con las pepitas listas”, dice con orgullo.

Lo que comenzó como un gesto espontáneo se convirtió en una obra social. Misael, con recursos propios, destina parte de sus viáticos diarios para comprar el alimento de sus fieles amigos. La comunidad, conmovida por su compromiso, también se ha sumado: algunos restaurantes del pueblo y una panadería cercana le donan sobras del día para que no falte el alimento.

Hoy, este conductor sencillo y de gran corazón es reconocido como “el héroe sin capa” de San José de Los Chorros.