Un nuevo aire tiene el sector de Molinos del Viento en Piedecuesta. Cansados de situaciones como el consumo y venta de alucinógenos en un matorral que hace parte del barrio, la comunidad intervino el lugar, creando una carretera funcional para las familias que habitan la zona.
Lo que hoy es una funcional carretera, antes era un espeso pastizal, que se había convertido en guarida de atracadores, jíbaros y drogadictos e incluso escenario de actos sexuales.
Esta situación que era un dolor de cabeza para los habitantes del barrio. Por ello, los vecinos reunieron los recursos necesarios para alquilar la maquinaria que despejó la espesa vegetación que los delincuentes usaban como escondite.
Ahora el panorama es otro. Ya no existe la olla y el trayecto fue provisto de cámaras de seguridad e iluminación.
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