La tensión entre Colombia y Estados Unidos escaló tras la revocación de la visa del presidente Gustavo Petro, después de sus declaraciones en un acto propalestino en Nueva York. Varios altos funcionarios del Gobierno colombiano ahora también se encuentran impedidos de ingresar al país norteamericano o han decidido renunciar voluntariamente al uso de sus visas en un gesto de respaldo al mandatario.
La polémica comenzó el 26 de septiembre, cuando el Departamento de Estado de EE. UU. anunció la revocación de la visa del presidente Gustavo Petro, citando su llamado a “desobedecer órdenes e incitar a la violencia” durante un acto en Nueva York, en el que expresó su rechazo al viaje del primer ministro israelí Benjamín Netanyahu y su intervención ante la ONU.
Tras este hecho, la situación de las visas de los funcionarios colombianos se convirtió en un tema central de la relación bilateral. Al menos una decena de miembros del gabinete han sido afectados por decisiones externas o han decidido renunciar voluntariamente al uso de sus permisos para ingresar a EE. UU.
Angie Rodríguez, directora del Departamento Administrativo de la Presidencia (Dapre), confirmó que la Embajada estadounidense le notificó la revocación de su visa por correo electrónico, sin detallar motivos concretos. El ministro de Minas y Energía, Edwin Palma, también sufrió la cancelación de sus visas diplomática (A1) y de turismo (B1/B2). En sus redes sociales, Palma respondió con un mensaje que refleja la postura del Gobierno: “Gaza bien vale una visa”.
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El ministro de la Igualdad, Juan Carlos Florián, reaccionó públicamente a la cancelación de su visa con un mensaje en X, donde destacó su orgullo por haber acompañado al presidente Petro en la ONU y calificó el hecho con un efusivo “Lero, lero”.
Además de los casos de cancelación, varios funcionarios han renunciado voluntariamente al uso de sus visas como muestra de solidaridad. La canciller Rosa Villavicencio fue la primera en anunciar su decisión, calificándola como “un acto de dignidad frente a la inaceptable decisión de revocar el visado al presidente de Colombia”. A ella se sumaron el ministro de Hacienda, Germán Ávila; la superintendente de Industria y Comercio, Cielo Rusinque; y Augusto Ocampo, secretario jurídico de la Presidencia, quienes enfatizaron que su postura reafirma la soberanía del país y el respaldo al mandatario.
Cielo Rusinque utilizó sus redes sociales para responder a un comentario del subsecretario de Estado estadounidense, Cristopher Landau, sobre la imposibilidad de “renunciar a algo que no se tiene”: “Yo sí sé cómo: con la dignidad intacta y la frente en alto… un acto de coherencia con mi visión del mundo y de solidaridad con nuestro presidente”.
Este episodio marca un capítulo delicado en la relación Colombia-Estados Unidos, donde la diplomacia y la política interna se entrelazan, y deja claro que las decisiones de Washington sobre visas diplomáticas tienen un impacto directo en la percepción de la soberanía y la unidad del Gobierno colombiano.