Aunque más del 51 % de los colombianos realiza actividad física con regularidad, hacerlo sin los cuidados adecuados puede ser contraproducente. El sedentarismo intermitente, una mala técnica de entrenamiento o la falta de calentamiento aumentan el riesgo de lesiones musculoesqueléticas, como contracturas, tendinitis y sobrecargas articulares.
De acuerdo con especialistas en salud, estas lesiones no solo afectan el rendimiento físico, sino que también representan una de las principales causas de dolor crónico, disminución de la movilidad e incluso incapacidad laboral en el país.
El Dr. Andrés Reyes, director médico de Heel Colombia, advierte que la salud muscular comienza a deteriorarse naturalmente a partir de los 35 años, tanto en hombres como en mujeres. “Por eso, es clave brindarle al cuerpo un apoyo integral que incluya ejercicio moderado, buena alimentación, descanso adecuado y, en algunos casos, el uso de probióticos y prebióticos que ayuden a reducir la inflamación y mejorar el equilibrio intestinal”, explicó.
El eje intestino-músculo: un aliado poco conocido
Investigaciones recientes destacan la importancia del eje microbiota-intestino-músculo, una conexión entre los microorganismos del intestino y la salud muscular. La microbiota intestinal, compuesta por millones de bacterias beneficiosas, no solo facilita la digestión y refuerza el sistema inmune, sino que también tiene un impacto directo en la inflamación y el metabolismo muscular.
Cuando este ecosistema intestinal está en equilibrio, mejora la absorción de nutrientes esenciales para la reparación del tejido muscular, especialmente en etapas como la menopausia o el envejecimiento, donde la masa muscular tiende a disminuir.
Un enfoque integral para una vida más activa
Los expertos coinciden en que cuidar la salud musculoesquelética va más allá de entrenar o alimentarse bien. Se trata de adoptar un estilo de vida equilibrado, que incluya movimiento consciente, buena higiene del sueño y nutrición que apoye desde adentro.
“Una musculatura saludable no solo permite moverse mejor, sino vivir mejor. Invertir en el bienestar intestinal también es invertir en movilidad, energía y calidad de vida”, concluyó el Dr. Reyes.