Colombia enfrenta uno de los mayores desafíos sociales y sanitarios del siglo XXI: el rápido envejecimiento de su población. Según las proyecciones del Departamento Administrativo Nacional de Estadística (DANE), el país alcanzará 53,1 millones de habitantes en 2025, pero esta cifra disminuirá a 50,5 millones en 2070, con una reducción poblacional del 0,75 %. Además, el pico demográfico previsto para 57,7 millones en 2051, se adelantaría a 2043 con 56 millones de personas, lo que confirma la aceleración del decrecimiento poblacional.
Este fenómeno, que ya se observa en varios países de ingresos medios y bajos, tendrá un fuerte impacto en la demanda de servicios de salud, cuidados y apoyo social. La Organización Mundial de la Salud (OMS) advierte que actualmente hay más de mil millones de personas mayores de 60 años en el mundo, muchas de ellas sin acceso a recursos básicos para garantizar una vida digna.
En este contexto, la OMS instauró desde 2021 la Década del Envejecimiento Saludable, una estrategia global hasta 2030 para promover acciones conjuntas que mejoren la calidad de vida de las personas mayores, sus familias y comunidades.
La salud, clave para un envejecimiento digno
De acuerdo con las Naciones Unidas, una vida más larga representa oportunidades para las personas y la sociedad, pero estas dependen de un factor fundamental: la salud. Uno de los retos más importantes es la inmunosenescencia, es decir, el debilitamiento del sistema inmunitario con el paso de los años, lo que deja a los adultos mayores más expuestos a enfermedades, incluso a aquellas frente a las que ya habían desarrollado defensas.
En este escenario, la vacunación se convierte en una herramienta vital. No solo protege a los niños, como comúnmente se piensa, sino que resulta esencial para los adultos mayores, quienes requieren dosis de refuerzo y esquemas de inmunización adaptados a sus necesidades. La falta de información y la percepción errónea de que las vacunas son “solo para la infancia” se suman a los obstáculos que enfrenta este grupo poblacional para acceder a una protección adecuada.
Estilos de vida y longevidad
Expertos en salud destacan que la longevidad no depende únicamente de la genética —que explica cerca del 25 % de las diferencias entre individuos— sino también del entorno y los estilos de vida. Mantener hábitos saludables, una adecuada prevención médica y una atención integral a lo largo de los años son factores determinantes para garantizar un envejecimiento activo y productivo.
“Es fundamental que todos los países unamos esfuerzos en torno a la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible, donde prime el valor de garantizar que todas las personas puedan realizar su potencial con dignidad, igualdad y en un entorno saludable”, afirmó Ana Dolores Román, gerente general de Pfizer para Colombia y Venezuela.
Por su parte, María Fernanda Velasco, directora médica de Pfizer Colombia, recordó que el concepto de envejecimiento saludable implica fomentar y mantener la capacidad funcional que permite a cada persona seguir haciendo lo que considera importante, incluso en la vejez.