El intestino es mucho más que un órgano digestivo. Es una pieza clave en el equilibrio de la salud física y mental, y su cuidado es cada vez más relevante en el contexto de prevención de enfermedades crónicas y trastornos emocionales.
En Colombia, un 84 % de las personas reportó en 2024 molestias digestivas relacionadas con desequilibrios en su microbioma, según un estudio del Monitor Global de Servicios de Salud IPSOS. La cifra revela una alerta silenciosa sobre el impacto del sistema digestivo en el bienestar general, particularmente entre los adultos entre 35 y 44 años.
El microbioma: un ecosistema vital
El microbioma intestinal —un conjunto de billones de microorganismos que habitan el intestino— no solo participa en la digestión, sino que tiene una conexión directa con el sistema inmunológico, el cerebro y otros órganos vitales. De hecho, más del 70 % de las células inmunitarias del cuerpo residen en este sistema.
“El desarrollo de un microbioma saludable es fundamental para mantener la buena salud a lo largo de la vida”, afirmó el Dr. Álvaro Rojas, director médico de Abbott en Latinoamérica. Resaltó que el consumo adecuado de probióticos puede prevenir alteraciones digestivas, combatir microorganismos dañinos y reducir el riesgo de infecciones.
Además, estudios han demostrado que las bacterias intestinales producen sustancias químicas como la serotonina, que influyen directamente en el estado de ánimo, lo que conecta estrechamente la salud intestinal con la salud mental.
La infancia: etapa crítica para formar un sistema digestivo sano
Desde el nacimiento, los bebés comienzan a desarrollar su microbioma a través del parto y la alimentación. El Dr. Rojas explicó que este proceso ocurre en tres etapas: contacto con bacterias maternas al nacer, diversificación con alimentos sólidos entre los 15 y 30 meses, y estabilización hacia la etapa adulta.
Factores como el tipo de parto, la lactancia materna, la dieta y el uso de antibióticos influyen significativamente en este desarrollo. Alteraciones en el microbioma durante la infancia pueden aumentar el riesgo de enfermedades como obesidad, hipertensión, diabetes tipo 1, ansiedad y depresión en etapas posteriores de la vida.
Uno de los indicadores tempranos de problemas digestivos en bebés son los cólicos infantiles, que afectan hasta al 40 % de los recién nacidos. Aunque se consideran comunes, pueden estar relacionados con desequilibrios intestinales. “Atender estos síntomas desde los primeros meses es clave para sentar las bases de un desarrollo intestinal saludable”, enfatizó Rojas.
Autocuidado y hábitos saludables para una mejor salud intestinal
En el marco del Día Mundial del Autocuidado (24 de julio), los expertos recomiendan adoptar hábitos que favorezcan un microbioma equilibrado:
- Consumir alimentos ricos en probióticos como yogurt, kéfir o chucrut.
- Evitar alimentos ultraprocesados, azúcares refinados y carbohidratos simples.
- Incluir fibra y cereales integrales en la dieta diaria.
- Consultar con un profesional sobre el uso de suplementos probióticos cuando sea necesario.
La salud intestinal no solo mejora la digestión, sino que protege al cuerpo frente a enfermedades inmunológicas, metabólicas y mentales. En palabras del Dr. Rojas, “el intestino es la puerta de entrada para la salud de todo el cuerpo”.