El cuerpo de Óscar Javier Saavedra, uno de los cinco jóvenes santandereanos que perdió la vida en el atentado a las instalaciones de la Escuela de Cadetes de la Policía, fue recibido como un héroe por los vecinos y amigos del barrio Villas de Romero, en Bucaramanga.
Sus vecinos y amigos lo recuerdan como un muchacho líder y lleno de virtudes y sueños, los cuales quedaron truncados por el demencial atentado.
La tristeza, el dolor y la indignación se reflejaban en los rostros de los vecinos del populoso sector en cercanías al Parque Romero. Uno de sus hijos más queridos pereció en el vil atentado que cobró la vida a 21 jóvenes que buscaban labrar su futuro en la policía nacional.
El joven estaba próximo a cumplir 22 años y se destacaba por liderar obras en beneficio de la niñez y la juventud. En las palabras de quienes le conocían, se advertía el profundo dolor por la pérdida irreparable de una persona llena de vida y de sueños.
Luego de la corta visita al barrio que lo vio crecer, su cuerpo fue trasladado a la funeraria San Pedro, donde le fueron rendidos honores militares por parte de miembros de la institución.
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