La celebración del 31 de octubre se tornó en horror para una familia del barrio Bellavista de Yumbo (Valle del Cauca), cuando una niña de ocho años perdió la vida al quedar en medio de un ataque sicarial. El agresor, vestido con un disfraz de payaso y que se movilizaba en motocicleta, disparó contra un hombre que se encontraba afuera de una vivienda. Uno de los proyectiles impactó a la menor, convirtiendo una escena de dulces y disfraces en luto y consternación.

Cómo ocurrió el crimen: detalles escalofriantes

Según las primeras versiones oficiales, el hombre que era el objetivo del atentado es de nacionalidad extranjera y se encontraba frente a la vivienda de la víctima cuando el individuo disfrazado se acercó en moto y realizó tres disparos. El atacante escapó por el sector conocido como “La Estancia”, aprovechando la confusión de la noche de Halloween. La menor no tenía relación alguna con el blanco del ataque y fue víctima inocente de una acción planificada para otro.

Reacción de la comunidad y medidas de las autoridades

Las autoridades locales, incluyendo la Fiscalía General de la Nación y la Policía Nacional de Colombia, se encuentran en plena investigación, desplegando patrullajes en la zona y buscando pistas que conduzcan al responsable. El alcalde de Yumbo manifestó su rechazo al hecho y afirmó que se activaron todos los mecanismos de seguridad para capturar al sicario disfrazado. La comunidad exige justicia y una explicación clara sobre cómo un momento de alegría terminó abruptamente en tragedia.

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En medio del duelo, los vecinos comparten fotografías, mensajes de dolor y exigencia de respuestas, en un municipio que se vio golpeado cuando esperaba una festividad más. Mientras tanto, las autoridades advierten sobre la necesidad de reforzar vigilancia en fechas de alta afluencia festiva, ya que disfraces, máscara y confusión pueden facilitar la movilidad de delincuentes.

Las investigaciones continúan abiertas mientras la familia de la menor exige que este crimen no quede impune. Con este ataque, se hace evidente que la violencia puede irrumpir incluso en momentos destinados para la convivencia infantil y familiar.