La tensión en Medio Oriente volvió a escalar tras la detención de decenas de activistas internacionales, entre ellos la reconocida ambientalista sueca Greta Thunberg. Israel interceptó en aguas del Mediterráneo a la llamada Flotilla Global Sumud (GSF), que intentaba llevar ayuda humanitaria a Gaza, y anunció que todos los pasajeros serán deportados.
Interceptación en aguas internacionales
Los barcos fueron detenidos a unas 70 millas náuticas de la costa de Gaza, en una zona que no está bajo jurisdicción israelí. Según la organización, la Armada abordó con fuerza varias embarcaciones, llegando incluso a embestir una de ellas y a usar cañones de agua contra otras. Israel, por su parte, aseguró que las detenciones fueron “seguras” y que la flotilla buscaba provocar al país bajo el argumento de “romper el bloqueo naval” vigente en Gaza desde hace 18 años.
El barco militar israelí trasladó a unos 400 activistas al puerto de Ashdod, donde serán procesados para su deportación. Imágenes difundidas por el gobierno mostraron a Thunberg sentada en cubierta mientras soldados le entregaban agua y una chaqueta, en lo que Israel calificó como prueba de que “los activistas están sanos y salvos”.
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Israel: “No era ayuda, era provocación”
El Ministerio de Asuntos Exteriores de Israel declaró que la flotilla “no estaba interesada en llevar ayuda humanitaria, sino en una provocación política”. También advirtió que cualquier embarcación que intente ingresar a la zona “viola un bloqueo naval legal” y será detenida.
Los organizadores de la flotilla calificaron la operación como un “ataque ilegal” contra trabajadores humanitarios desarmados y acusaron a Israel de bloquear intencionalmente las señales de socorro y transmisiones en vivo para evitar que el mundo viera el abordaje.
Reacción internacional y protestas
La detención de Thunberg y de cientos de activistas provocó una ola de indignación mundial. En Italia, Turquía, Grecia, Túnez y Argentina hubo manifestaciones en las calles en solidaridad con Gaza. Gobiernos como el de Turquía calificaron la acción como “acto de terrorismo”, mientras que Hamas lo describió como “piratería en alta mar”.
El presidente de Colombia, Gustavo Petro, fue uno de los más duros: calificó la interceptación como “crimen internacional” y anunció la expulsión de diplomáticos israelíes, además de la suspensión del acuerdo de libre comercio con ese país. Francia e Italia también reclamaron garantías para la seguridad de los activistas detenidos.
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Una historia que se repite
No es la primera vez que Israel frena a flotillas con destino a Gaza. En junio pasado, otro barco con Greta Thunberg a bordo también fue interceptado y sus pasajeros deportados. En mayo, activistas denunciaron un ataque con drones contra una embarcación en aguas internacionales frente a Malta. El episodio más grave ocurrió en 2010, cuando un operativo militar israelí contra una flotilla humanitaria dejó diez activistas turcos muertos y desató indignación global.
La GSF sostiene que su misión es “romper el bloqueo” y denunciar lo que llaman un asedio “ilegal” que mantiene a Gaza aislada, hambrienta y devastada tras casi dos años de guerra. Israel, en cambio, asegura que no permitirá “maniobras de propaganda” que busquen vulnerar su seguridad en medio de un conflicto abierto con Hamas.