Un fuerte escándalo sacude a la Iglesia Católica en Colombia tras una denuncia que involucra al obispo de la Diócesis de Cúcuta Libardo Garcés Monsalve. Un sacerdote de la Arquidiócesis de Manizales lo acusa de haber incurrido en una supuesta estafa que supera los mil millones de pesos. La controversia no solo ha generado indignación en la comunidad religiosa, sino que también pone en entredicho la confianza de los feligreses en las instituciones eclesiásticas.
El denunciante, identificado como Julio César Quintero, relató que durante varios años mantuvo una relación cercana con el obispo, lo que lo llevó a realizar una serie de préstamos que, según él, nunca fueron devueltos. Lo que inicialmente comenzó como un apoyo económico de 20 millones de pesos para la compra de una vivienda, se convirtió en una deuda que con los intereses acumulados ya superaría los 1.017 millones de pesos.
“Confié en su palabra y en nuestra cercanía como hombres de fe. Sin embargo, con el tiempo los préstamos fueron creciendo de manera descontrolada hasta llegar a una cifra impensable”, señaló Quintero, visiblemente afectado por la situación. El sacerdote asegura que la deuda no solo fue solicitada por el obispo, sino también por su hermano, Mario Garcés, con quien habría firmado letras de cambio y consignaciones bancarias que respaldan los compromisos adquiridos.
Le puede interesar: capturado por orden judicial desmovilizado de la ucc
El religioso recalca que no se trata únicamente de un problema financiero, sino de un engaño que compromete la dignidad de su vocación y lo ha llevado a atravesar una crisis personal y familiar. “No exijo todo de regreso, pero sí que se me reconozca parte de lo que presté, porque debo responderle a mi familia y a las personas que confiaron en mí”, declaró.
El caso ya fue puesto en conocimiento del Tribunal Eclesiástico y del Juzgado Quinto de Manizales, entidades que deberán establecer la veracidad de los hechos y dar curso a las investigaciones correspondientes. La denuncia ha generado un profundo malestar en la comunidad de Cúcuta y de otras regiones del país. Muchos feligreses expresan su preocupación por la imagen de la Iglesia y el ejemplo que deben dar sus líderes.
Mientras tanto, Julio César Quintero insiste en que no busca dañar a la Iglesia ni mucho menos generar un enfrentamiento entre sacerdotes, sino recuperar parte de lo perdido y que se reconozca públicamente lo sucedido. “Solo espero que se haga justicia y que se reconozca el sacrificio de quienes, como yo, hemos entregado años de servicio a Dios y a la comunidad”, manifestó.
La expectativa crece y las miradas están puestas en los próximos pasos que dará la justicia y en si la Iglesia mantendrá su silencio o saldrá a dar explicaciones ante un hecho que ya se convierte en uno de los escándalos más sonados de los últimos tiempos en la región.