El Papa Francisco impartió un momento extraordinario de oración en el Vaticano, con la Plaza de San Pedro vacía, con una bendición ‘Urbi et Orbi’ y la indulgencia plenaria para pedir por el fin de la epidemia del coronavirus o Covid-19. Miles de personas católicos y no católicos siguieron la bendición desde sus hogares mediante redes sociales y televisión, rogando a Dios la protección de las familias en el mundo.
Desde esta columnata que abraza a Roma y al mundo, descienda sobre vosotros, como un abrazo consolador, la bendición de Dios. pic.twitter.com/tzokgbEjvm
— Papa Francisco (@Pontifex_es) March 27, 2020
Hoy se cumplió la profecía, un solo rebaño, bajo un solo pastor. La oración del Santo Padre comenzó con la lectura del pasaje del Evangelio de Marcos (4,35-41), en el que Jesús calma la tormenta en el mar de Galilea, luego de ser despertado por los apóstoles que lo acompañaban en la barca. El mensaje fue claro para el mundo, esperanza y fe en medio de la tormenta.
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“El Señor nos interpela desde su Cruz a reencontrar la vida que nos espera, a mirar a aquellos que nos reclaman, a potenciar, reconocer e incentivar la gracia que nos habita. No apaguemos la llama humeante, que nunca enferma, y dejemos que reavive la esperanza”, resaltó el Pontífice.
En su meditación, el Papa señaló que en estos días y ante la epidemia del coronavirus, las tinieblas han cubiertos las ciudades, las vidas se han llenado de silencio y el miedo ha paralizado todo a su paso.
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“Señor, bendice al mundo, da salud a los cuerpos y consuela los corazones. Nos pides que no sintamos temor. Pero nuestra fe es débil Señor y tenemos miedo. Mas tú, Señor, no nos abandones a merced de la tormenta. Repites de nuevo: ‘No tengáis miedo’. Y nosotros, junto con Pedro, ‘descargamos en ti todo nuestro agobio, porque sabemos que Tú nos cuidas’”, concluyó.
Al final, Francisco bendijo a Roma y a todo el mundo con el Santísimo Sacramento desde la puerta de la Basílica. Mientras duró la bendición, las campanas sonaron y la policía activó sus sirenas. Un mensaje claro para el mundo, de vencer este virus con la bendición de Dios.
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