Un adulto mayor de 90 años fue hospitalizado hace más de un mes por complicaciones de salud.
En la primera ocasión le practicaron una prueba de Covid-19 y salió negativo.
El fue dado de alta, pero luego su estado de salud empeoró, por lo que fue remitido al Hospital del Norte.
De nuevo le practicaron una prueba que salió negativa.
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Días después regresó con su familia donde falleció.
Una de sus hijas indicó que por no tener el examen a la mano fue declarado Covid-19 y fue incinerado.
Para los familiares de don José Pablo el dolor que sienten por la muerte de su progenitor se duplicó a causa de la decisión de las autoridades sanitarias de cremar su cuerpo, a pesar de existir una prueba que certificaba que el anciano no tenía coronavirus.
Según una de sus hijas, ella no firmó ningún documento ni autorizó que su cuerpo fuera cremado, pero hace un par de días recibió una llamada en la que le informaron que el cadáver fue incinerado.
Los familiares de don José Pablo se niegan a creer que no hubieran podido darle sepultura o incluso piensan que no fue cremado.
Ahora permanecen en zozobra por dos cosas, que le entreguen las cenizas y que les hagan el examen para saber si adquirieron en virus.
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