Algunas mujeres han tenido que cambiar su forma de vestir y hasta de caminar por temor a las expresiones vulgares que deben enfrentar en las calles por parte de algunos hombres. Y es que el acoso callejero se ha convertido en un verdadero calvario para muchas de ellas, que ya hasta temen salir por temor a ser irrespetadas.
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Algunos hombres manifestaron que hoy lo piensan dos veces antes de piropear a las mujeres ya que algunas lo toman como de doble intención, cuando antes un piropo normal era sinónimo de cortesía.
Nicolle Ardila, psicóloga del programa Mujer y Equidad, señaló que se considera acoso callejero cuando alguien se mete en la intimidad del otro, y aseguró que ninguna mujer debe sentirse culpable por su manera de vestir o por sus atributos físicos, por los que muchas veces son señaladas en las calles.
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Lo que si es cierto es que algunas mujeres han optado por cambiar su forma de vestir, y en algunos casos evitan transitar por ciertos lugares donde son acosadas con palabras vulgares. Otras, simplemente, se han acostumbrado de manera despreocupada al diario vivir.