Al interior de todos los clubes de fútbol, desde el más humilde hasta el más encopetado, hay personajes silentes pero tan importantes como cualquiera de los jugadores que componen el plantel. Saúl Campos es el utilero del Atlético Bucaramanga, un hombre que por más de dos décadas le ha servido a la institución leoparda, el equipo de sus amores.
En 1991, Saúl comenzó a escribir su historia con el onceno santandereano; desde entonces, ha tenido la oportunidad de vivir las verdes y las maduras con un equipo al que le ha entregado todo, gracias a su noble oficio, en la que ha sido testigo de momentos amargos pero también muy dulces, como en la actualidad.
Es el primero que llega y el último que se va, un profesional que conoce al dedillo la intimidad del plantel. Quién más que Saúl Campos, para entregar un concepto acerca de la personalidad de sus compañeros, esos que día a día le muestran respeto y cariño al empleado más antiguo en la institución.
Campos podría escribir, incluso, un libro lleno de anécdotas, historias que hacen parte de su trabajo y que guarda en su memoria como recuerdos que siempre llevará consigo en el equipo de sus amores.
Tal vez, no cuenta con el reconocimiento y la fama que tienen los jugadores, es un hombre que siempre está tras bambalinas, en un papel silente, pero igual de importante a aquellos que se llevan todos los créditos. Por eso el reconcomiendo para él y todas aquellas personas que pueden llegar a pasar inadvertidas, pero que juegan un rol fundamental, en este apasionante mundo del fútbol.
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