No le teme a las caídas, se arriesga porque sabe lo que tiene, busca siempre sobresalir en medio de todos y su perseverancia por ir contra la corriente la ha llevado a posicionarse como pionera en un deporte de impacto y de mucha adrenalina como la motovelocidad.
Ella es Silvia Ximena Rodríguez, una santandereana apasionada por las motos quien cree que puede llegar a representar a su municipio de Vetas y al departamento y por encima de cualquier circunstancia.
“Siento alegría poder ser pionera en este deporte en Santander. Quiero poder transmitir este mensaje: hay muchas niñas que les gusta la moto que tienen ese amor por las motos yo quería quiero poder transmitir el mensaje de que nosotras también somos capaces y que nosotros también podemos llegar a representar a Santander en este deporte”.
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Silvia, con tan solo 20 años tiene claro su propósito en este deporte. Y aunque no tiene todas las herramientas a su disposición, esto no ha sido excusa para que ella misma sea su propia inspiración y su propio entrenador. Nació con este talento y busca brillar en competencias nacionales y, por qué no, representar algún día al país.
“Aquí en Santander llevo cuatro carreras, me estoy preparando para participar en Puerto Berrío ya que es competencia a nivel nacional, no solamente son pilotos de Santander sino también de otros departamentos. Bogotá es como la puerta grande de llegar a competir porque es nacional”.
La joven deportista asegura que no ha recibido apoyo de ningún ente oficial de Santander, solo de algunas empresas privadas y para algunas carreras en particular. Algunos han llegado a estigmatizarla por ser mujer pero eso no la cohíbe de mantenerse firme en su propósito de llegar muy lejos.
“Lo más difícil en cuanto a mi caso, es poder abrir puertas por ser la primera mujer, porque mucha gente piensa que este deporte no es para mujeres, que sólo es para hombres. Entonces es difícil abrir puertas para darme a conocer”.
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Silvia recuerda con mucho agrado aquella primera vez que participó en una competencia:
“La primera vez que yo llegué a participar fui a pedir la manilla y me dijeron ¿y el piloto?” y ella sonriente dijo: “soy yo”
Aunque son muchas sus anécdotas siempre busca callar a quienes la juzgan antes de actuar con su valentía y gallardía, esas que solo ella sabe esgrimir en los momentos de competencia. Sus padres han sido sus motores y su función en este deporte de motovelocidad y su condición de mujer busca en más niñas lo siguiente
“Quiero que crean en ellas, que se sientan empoderadas, que se sientan capaces, que se empoderen que confíen en ellas y que no tengan miedo”.
Y aunque su talento y su amor por este deporte la pueden llevar muy lejos, considera que es necesaria una manito para brillar y poner en alto el nombre de nuestro departamento.
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