Desde los 11 años, Nataly Mayorga estuvo inmersa en el mundo de las drogas, una situación que le hizo cambiar su vida cuando apenas debió comenzar a disfrutarla.
A los 13 años se convirtió en mamá, siendo tan solo una adolescente que ni siquiera imaginaba lo que significaba tener un hijo.
Pese a que Nataly era la madre biológica, fue a la abuela a quien le dieron la custodia del menor, porque la adolescente continuaba consumiendo drogas.
Cuando Jeison Alexander cumplió un año, el Bienestar Familiar se lo quitó a la familia. Desde entonces han pasado 18 años, y Nataly no volvió a saber nada de su hijo.
Nataly siguió su vida en el oscuro mundo del vicio, situación que la llevó a la cárcel de mujeres de Bucaramanga, en donde estuvo recluida durante 16 meses. Al volver a la libertad se estrelló con la realidad y se dio cuenta de que no tenía nada en el mundo.
Fueron 15 años de vicios y vida desordenada, y aunque ahora tiene otros tres hijos, uno de sus anhelos es encontrar a Jeison, de quien solo conserva una foto.
Desde hace 8 años Nataly abandonó por completo las drogas, y se convirtió en ejemplo de que sí se puede salir de ese mundo que, según ella, acaba vidas y destruye familias.
La vida para Nataly no ha sido fácil. En medio de sus dificultades económicas intenta darle los tres hijos el amor que nunca le brindó a Jeison.
Ellos le confortan su alma, cuando la sombra del pasado se asoma a través de la memoria.
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